SEPTIEMBRE 2015
“Porque en realidad existimos, y conocemos que existimos, y amamos el ser así y conocerlo. En estas tres cosas no nos perturba ninguna falsedad disfrazada de verdad.
Cierto que no percibimos con ningún sentido del cuerpo estas cosas como las que están fuera: los colores con la vista, los sonidos con el oído, los olores con el olfato, los sabores con el gusto, las cosas duras y blandas con el tacto. De estas cosas sensibles tenemos también imágenes muy semejantes a ellas, aunque no corpóreas, considerándolas con el pensamiento, reteniéndolas en la memoria, y siendo excitados por su medio a la apetencia de las mismas; Pero sin la engañosa imaginación de representaciones imaginarias, estamos completamente ciertos de que existimos, de que conocemos nuestra existencia y la amamos.
Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo. Entonces, puesto que si me engaño existo, ¿cómo me puedo engañar sobre la existencia, siendo tan cierto que existo si me engaño? Por consiguiente, como sería yo quien se engañase, aunque se engañase, sin duda en el conocer que me conozco, no me engañaré. Pues conozco que existo, conozco
también esto mismo, que me conozco. Y al amar estas dos cosas, añado a las cosas que conozco como tercer elemento, el mismo amor, que no es de menor importancia” (SAN AGUSTÍN, La ciudad de Dios).
Comente el texto a través de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado.
1. Resumen del fragmento (2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Escepticismo académico y certeza de la propia existencia
(2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (3 puntos)
4. Contextualización: 4.1. El texto en la obra a que pertenece, otras obras, y el pensamiento del autor (1,5 puntos);
4.2. El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1,5 puntos)
SEPTIEMBRE 2014, 2016
“Ahora bien, cuánto se ama el conocer y cómo le repugna a la naturaleza humana el ser engañada, puede colegirse de que cualquiera prefiere estar sufriendo con la mente sana a estar alegre en la locura. Esta fuerte y admirable tendencia no se encuentra, fuera del hombre, en ningún animal, aunque algunos de ellos tengan un sentido de la vista mucho más agudo que nosotros para contemplar esta luz; pero no pueden llegar a aquella luz incorpórea, que esclarece en cierto modo nuestra mente para poder juzgar rectamente de todo esto. No obstante, aunque no tengan una ciencia propiamente, tienen los sentidos de los irracionales cierta semejanza de ciencia.
Las demás cosas corporales se han llamado sensibles, no precisamente porque sienten, sino porque son sentidas. Así, en los arbustos existe algo semejante a los sentidos en cuanto se alimentan y se reproducen… Nosotros llegamos a conocer esto por el sentido del cuerpo, pero no podemos juzgar de ello con este sentido. Tenemos otro sentido del hombre interior mucho más excelente que ése, por el que percibimos lo justo y lo injusto: lo justo, por su hermosura inteligible; lo injusto, por la privación de esa hermosura. Para poner en práctica este sentido, no presta ayuda alguna ni la agudeza de la pupila, ni los orificios de las orejas, ni las fosas nasales, ni la bóveda del paladar, ni tacto alguno corpóreo. En ese sentido estoy cierto de que existo y de que conozco, y en ese sentido amo esto, y estoy cierto de que lo amo”
(SAN AGUSTÍN, La ciudad de Dios).
El comentario consta de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1. Resumen del fragmento (0-2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Amor a la existencia y amor al conocimiento (0-2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (0-3 puntos)
4. Contextualización: 4.1. El texto en la obra a que pertenece, otras obras, y el pensamiento del autor (1,5 puntos) 4.2. El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1,5 puntos)
JUNIO 2013
“Porque en realidad existimos, y conocemos que existimos, y amamos el ser así y conocerlo. En estas tres cosas no nos perturba ninguna falsedad disfrazada de verdad.
Cierto que no percibimos con ningún sentido del cuerpo estas cosas como las que están fuera: los colores con la vista, los sonidos con el oído, los olores con el olfato, los sabores con el gusto, las cosas duras y blandas con el tacto. De estas cosas sensibles tenemos también imágenes muy semejantes a ellas, aunque no corpóreas, considerándolas con el pensamiento, reteniéndolas en la memoria, y siendo excitados por su medio a la apetencia de las mismas; pero sin la engañosa imaginación de representaciones imaginarias, estamos completamente ciertos de que existimos, de que conocemos nuestra existencia y la amamos.
Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo” (San Agustín, La ciudad de Dios).
Comente el texto a través de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1 Resumen del fragmento (2 puntos)
2 Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Escepticismo académico y certeza de la propia existencia (2 puntos)
3 Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (3 puntos)
4 Contextualización:
4.1 El texto en la obra a que pertenece, otras obras, y el pensamiento del autor (1,5 puntos)
4.2 El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1,5 puntos)
JUNIO 2009
“Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te si engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por
esto, si me engaño, existo. Entonces, puesto que si me engaño existo, ¿cómo me puedo engañar sobre la existencia, siendo tan cierto que existo si me engaño? Por consiguiente, como sería yo quien se engañase, aunque se engañase, sin duda en el conocer que me conozco, no me engañaré. Pues conozco que existo, conozco también esto mismo, que me conozco. Y al amar estas dos cosas, añado a las cosas que conozco como tercer elemento, el mismo amor, que no es de menor importancia. Pues no me engaño de que me amo, ya que no me engaño en las cosas que amo; aunque ellas
fueran falsas, sería verdad que amo las cosas falsas. ¿Por qué iba a ser justamente reprendido e impedido de amar las cosas falsas, si fuera falso que las amaba? Ahora bien, siendo ellas verdaderas
y ciertas, ¿quién puede dudar que el amor de las mismas, al ser amadas, es verdadero y cierto? Tan verdad es que no hay nadie que no quiera existir, como no existe nadie que no quiera ser feliz. ¿Y
cómo puede querer ser feliz si no fuera nada?” (SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, libro XI).
SEPTIEMBRE 2010
“Pero sin la engañosa imaginación de representaciones imaginarias, estamos completamente ciertos de que existimos, de que conocemos nuestra existencia y la amamos.
Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te si engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo. Entonces, puesto que si me engaño existo, ¿cómo me puedo engañar sobre la existencia, siendo tan cierto que existo si me engaño? Por consiguiente, como sería yo quien se engañase, aunque se engañase, sin duda en el conocer que me conozco, no me engañaré. Pues conozco que existo, conozco también esto mismo, que me conozco. Y al amar estas dos cosas, añado a las cosas que conozco como tercer elemento, el mismo amor, que no es de menor importancia”
(SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios).
El comentario consta de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1. Resumen del fragmento (0-2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Escepticismo académico y certeza de la propia existencia (0-2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (0-3 puntos
4. Contextualización
4.1 El texto en la obra a que pertenece, otras obras y el pensamiento del autor (1’5 puntos);
4.2 El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1’5 puntos)
SEPTIEMBRE 2011
“También nosotros reconocemos una imagen de Dios en nosotros. No es igual, más aún, muy distante; tampoco es coeterna, y, en resumen, no de la misma sustancia de Dios. A pesar de todo, es
tan alta, que nada hay más cercano por naturaleza entre las cosas creadas por Dios; imagen de Dios, esto es, de aquella suprema Trinidad, pero que debe ser aún perfeccionada por la reforma para
acercársele en lo posible por la semejanza. Porque en realidad existimos, y conocemos que existimos, y amamos el ser así y conocerlo. En estas tres cosas no nos perturba ninguna falsedad disfrazada de verdad.
Cierto que no percibimos con ningún sentido del cuerpo estas cosas como las que están fuera: los colores con la vista, los sonidos con el oído, los olores con el olfato, los sabores con el gusto, las cosas duras y blandas con el tacto. De estas cosas sensibles tenemos también imágenes muy semejantes a ellas, aunque no corpóreas, considerándolas con el pensamiento, reteniéndolas en la
memoria, y siendo excitados por su medio a la apetencia de las mismas; pero sin la engañosa imaginación de representaciones imaginarias, estamos completamente ciertos de que existimos, de
que conocemos nuestra existencia y la amamos.
Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo” (SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios).
El comentario consta de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1. Resumen del fragmento (0-2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Escepticismo académico y certeza de la propia existencia (0-2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (0-3 puntos)
4. Contextualización (0-3 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (3 puntos)
4. Contextualización: 4.1. El texto en la obra a que pertenece, otras obras, y el pensamiento del autor (1,5 puntos);
4.2. El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1,5 puntos)
SEPTIEMBRE 2014, 2016
“Ahora bien, cuánto se ama el conocer y cómo le repugna a la naturaleza humana el ser engañada, puede colegirse de que cualquiera prefiere estar sufriendo con la mente sana a estar alegre en la locura. Esta fuerte y admirable tendencia no se encuentra, fuera del hombre, en ningún animal, aunque algunos de ellos tengan un sentido de la vista mucho más agudo que nosotros para contemplar esta luz; pero no pueden llegar a aquella luz incorpórea, que esclarece en cierto modo nuestra mente para poder juzgar rectamente de todo esto. No obstante, aunque no tengan una ciencia propiamente, tienen los sentidos de los irracionales cierta semejanza de ciencia.
Las demás cosas corporales se han llamado sensibles, no precisamente porque sienten, sino porque son sentidas. Así, en los arbustos existe algo semejante a los sentidos en cuanto se alimentan y se reproducen… Nosotros llegamos a conocer esto por el sentido del cuerpo, pero no podemos juzgar de ello con este sentido. Tenemos otro sentido del hombre interior mucho más excelente que ése, por el que percibimos lo justo y lo injusto: lo justo, por su hermosura inteligible; lo injusto, por la privación de esa hermosura. Para poner en práctica este sentido, no presta ayuda alguna ni la agudeza de la pupila, ni los orificios de las orejas, ni las fosas nasales, ni la bóveda del paladar, ni tacto alguno corpóreo. En ese sentido estoy cierto de que existo y de que conozco, y en ese sentido amo esto, y estoy cierto de que lo amo”
(SAN AGUSTÍN, La ciudad de Dios).
El comentario consta de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1. Resumen del fragmento (0-2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Amor a la existencia y amor al conocimiento (0-2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (0-3 puntos)
4. Contextualización: 4.1. El texto en la obra a que pertenece, otras obras, y el pensamiento del autor (1,5 puntos) 4.2. El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1,5 puntos)
JUNIO 2013
“Porque en realidad existimos, y conocemos que existimos, y amamos el ser así y conocerlo. En estas tres cosas no nos perturba ninguna falsedad disfrazada de verdad.
Cierto que no percibimos con ningún sentido del cuerpo estas cosas como las que están fuera: los colores con la vista, los sonidos con el oído, los olores con el olfato, los sabores con el gusto, las cosas duras y blandas con el tacto. De estas cosas sensibles tenemos también imágenes muy semejantes a ellas, aunque no corpóreas, considerándolas con el pensamiento, reteniéndolas en la memoria, y siendo excitados por su medio a la apetencia de las mismas; pero sin la engañosa imaginación de representaciones imaginarias, estamos completamente ciertos de que existimos, de que conocemos nuestra existencia y la amamos.
Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo” (San Agustín, La ciudad de Dios).
Comente el texto a través de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1 Resumen del fragmento (2 puntos)
2 Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Escepticismo académico y certeza de la propia existencia (2 puntos)
3 Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (3 puntos)
4 Contextualización:
4.1 El texto en la obra a que pertenece, otras obras, y el pensamiento del autor (1,5 puntos)
4.2 El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1,5 puntos)
JUNIO 2009
“Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te si engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por
esto, si me engaño, existo. Entonces, puesto que si me engaño existo, ¿cómo me puedo engañar sobre la existencia, siendo tan cierto que existo si me engaño? Por consiguiente, como sería yo quien se engañase, aunque se engañase, sin duda en el conocer que me conozco, no me engañaré. Pues conozco que existo, conozco también esto mismo, que me conozco. Y al amar estas dos cosas, añado a las cosas que conozco como tercer elemento, el mismo amor, que no es de menor importancia. Pues no me engaño de que me amo, ya que no me engaño en las cosas que amo; aunque ellas
fueran falsas, sería verdad que amo las cosas falsas. ¿Por qué iba a ser justamente reprendido e impedido de amar las cosas falsas, si fuera falso que las amaba? Ahora bien, siendo ellas verdaderas
y ciertas, ¿quién puede dudar que el amor de las mismas, al ser amadas, es verdadero y cierto? Tan verdad es que no hay nadie que no quiera existir, como no existe nadie que no quiera ser feliz. ¿Y
cómo puede querer ser feliz si no fuera nada?” (SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, libro XI).
SEPTIEMBRE 2010
“Pero sin la engañosa imaginación de representaciones imaginarias, estamos completamente ciertos de que existimos, de que conocemos nuestra existencia y la amamos.
Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te si engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo. Entonces, puesto que si me engaño existo, ¿cómo me puedo engañar sobre la existencia, siendo tan cierto que existo si me engaño? Por consiguiente, como sería yo quien se engañase, aunque se engañase, sin duda en el conocer que me conozco, no me engañaré. Pues conozco que existo, conozco también esto mismo, que me conozco. Y al amar estas dos cosas, añado a las cosas que conozco como tercer elemento, el mismo amor, que no es de menor importancia”
(SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios).
El comentario consta de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1. Resumen del fragmento (0-2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Escepticismo académico y certeza de la propia existencia (0-2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (0-3 puntos
4. Contextualización
4.1 El texto en la obra a que pertenece, otras obras y el pensamiento del autor (1’5 puntos);
4.2 El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o en la época (1’5 puntos)
SEPTIEMBRE 2011
“También nosotros reconocemos una imagen de Dios en nosotros. No es igual, más aún, muy distante; tampoco es coeterna, y, en resumen, no de la misma sustancia de Dios. A pesar de todo, es
tan alta, que nada hay más cercano por naturaleza entre las cosas creadas por Dios; imagen de Dios, esto es, de aquella suprema Trinidad, pero que debe ser aún perfeccionada por la reforma para
acercársele en lo posible por la semejanza. Porque en realidad existimos, y conocemos que existimos, y amamos el ser así y conocerlo. En estas tres cosas no nos perturba ninguna falsedad disfrazada de verdad.
Cierto que no percibimos con ningún sentido del cuerpo estas cosas como las que están fuera: los colores con la vista, los sonidos con el oído, los olores con el olfato, los sabores con el gusto, las cosas duras y blandas con el tacto. De estas cosas sensibles tenemos también imágenes muy semejantes a ellas, aunque no corpóreas, considerándolas con el pensamiento, reteniéndolas en la
memoria, y siendo excitados por su medio a la apetencia de las mismas; pero sin la engañosa imaginación de representaciones imaginarias, estamos completamente ciertos de que existimos, de
que conocemos nuestra existencia y la amamos.
Y en estas verdades no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: ¿Y si te engañas? Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo” (SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios).
El comentario consta de las siguientes operaciones, que deben realizarse obligatoriamente en el orden indicado:
1. Resumen del fragmento (0-2 puntos)
2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento: Escepticismo académico y certeza de la propia existencia (0-2 puntos)
3. Síntesis teórica o doctrinal: El hombre como imagen de Dios (0-3 puntos)
4. Contextualización (0-3 puntos)
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